El origen del mousse se remonta a la cocina francesa del siglo XVIII, donde ya existían preparaciones espumosas a base de claras batidas y crema. Sin embargo, fue en el siglo XIX cuando el chocolate —recién popularizado en Europa gracias a su importación desde América— comenzó a incorporarse en este tipo de postres, creando así el primer mousse au chocolat.
Se dice que uno de los primeros en perfeccionar esta receta fue el pintor y gastrónomo francés Henri Toulouse-Lautrec, quien en sus experimentos culinarios ideó una versión a la que llamó “mayonesa de chocolate”, precursora del mousse moderno.
Con el paso del tiempo, el mousse de chocolate se convirtió en un clásico de la repostería francesa y, posteriormente, en un símbolo de la alta cocina internacional. Hoy en día existen múltiples variaciones: desde las versiones tradicionales con huevo y chocolate negro, hasta opciones más ligeras con crema batida, recetas veganas a base de aguacate o aquafaba, e incluso versiones modernas con toques de café, licor o especias.
👉 Curiosidades:
En Francia, el mousse de chocolate se considera un postre casero muy común, mientras que en otros países se percibe como un postre de lujo.
Su textura única se logra gracias al aire incorporado en las claras o en la crema, lo que lo convierte en un postre ligero a pesar de su intensidad de sabor.
🧾 Ingredientes
200 g (7 oz) de chocolate negro (mínimo 70% de cacao)
3 huevos (separadas claras y yemas)
50 g (1/4 taza) de azúcar
300 ml (1 1/4 taza) de crema para batir
1 cucharadita de extracto de vainilla
1 Pizca de sal
Chocolate rallado o cacao en polvo para decorar (opcional)
🥣 Utensilios necesarios
Bowles medianos y grandes
Espátula de silicona
Cucharas para servir
👩🍳 Preparación paso a paso
1. Derretir el Chocolate:
Derretir los 200 g de chocolate negro a baño maría o en el microondas a intervalos cortos de 20 segundos, revolviendo entre cada intervalo para evitar que se queme.
Una vez derretido, dejar que el chocolate se enfríe un poco para evitar que las yemas se cocinen al mezclarlas.
2. Montar la Crema:
En un bol grande, batir los 300 ml de crema para batir con una batidora eléctrica hasta que formen picos suaves.
No sobrebatir, ya que queremos una textura ligera.
Reservar en el refrigerador mientras seguimos con los siguientes pasos.
3. Batir las Yemas:
En otro bol, batir las 3 yemas de huevo con 50 g de azúcar hasta que la mezcla se vuelva de un color pálido y esté esponjosa.
Añadir el extracto de vainilla y mezclar bien.
4. Incorporar el Chocolate:
Añadir el chocolate derretido (ya enfriado) a la mezcla de yemas con azúcar.
Hacerlo lentamente y mezclar hasta que esté bien integrado.
Esta mezcla será espesa y rica en sabor a chocolate.
5. Montar las Claras a Punto de Nieve:
En otro bol limpio, batir las claras de huevo con una pizca de sal hasta que formen picos firmes.
Las claras a punto de nieve son clave para lograr esa textura ligera y aireada característica del mousse.
6. Integrar las Mezclas:
Añadir las claras batidas en dos partes a la mezcla de chocolate y yemas.
Usar una espátula de silicona para integrarlas con movimientos envolventes.
No mezclar en exceso para no perder el aire que le dará la esponjosidad al mousse.
Después, incorporar la crema batida en tres partes, nuevamente con movimientos envolventes y suaves.
7. Refrigerar:
Una vez que la mezcla esté homogénea y ligera, distribuir el mousse en vasitos individuales o en un bol grande, según prefieran.
Llevar el mousse al refrigerador y dejar reposar por al menos 2 horas para que adquiera la consistencia ideal.