Su origen se remonta a la década de 1960 en Japón, cuando los pasteleros japoneses comenzaron a experimentar con recetas occidentales. En esa época, el cheesecake clásico de estilo neoyorquino se estaba volviendo muy popular en el mundo, pero los japoneses lo adaptaron a su propio gusto: más ligero, menos dulce y con una textura aireada que recuerda a un soufflé esponjoso.
El resultado fue una tarta que conserva el sabor característico del queso crema, pero con una suavidad que prácticamente se derrite en la boca. Para lograrlo, la receta incorpora claras de huevo batidas a punto de nieve, lo que le da su inconfundible volumen y textura ligera.
Con el tiempo, este cheesecake se convirtió en un boom en Japón, siendo un imprescindible en pastelerías y cafeterías. Luego, a partir de los años 90 y 2000, comenzó a conquistar Asia y poco después al resto del mundo, gracias a su estética minimalista, su textura única y la tendencia global de la repostería japonesa.
Hoy en día, el Japanese Cheesecake se considera un símbolo de la fusión cultural en la repostería: un postre que nació de la inspiración occidental, pero que se transformó en algo completamente nuevo bajo la mirada japonesa.
👉 Curiosidades:
Es tan liviano que muchos lo describen como “una nube de queso”.
En Japón se suele servir sin toppings ni decoraciones excesivas, en línea con la estética minimalista.
🧾 Ingredientes
250 g (8.8 oz) de queso crema
50 g (1.8 oz) de mantequilla
100 ml (3.4 fl oz) de leche
60 g (2.1 oz) de harina de trigo
20 g (0.7 oz) de maicena
6 huevos (separados)
140 g (4.9 oz) de azúcar (dividido en dos partes)
1 cucharadita de jugo de limón
1 cucharadita de extracto de vainilla
Azúcar glas para decorar
🥣 Utensilios necesarios
Batidora eléctrica
Bol grande
Espátula de silicona
Baño maría
👩🍳 Preparación paso a paso
Preparar los Ingredientes
Precalienta el horno a 160°C (320°F). Es importante que el horno esté a la temperatura correcta antes de comenzar a hornear para obtener los mejores resultados.
Engrasa y forra el molde desmontable con papel pergamino. Esto facilitará que la tarta se desmolde después de hornearla.
Derrite el queso crema, la mantequilla y la leche al baño maría. Coloca un bol sobre una cacerola con agua caliente y mezcla hasta que todo se haya derretido y combinado bien. Luego, deja enfriar la mezcla.
Tamiza la harina y la maicena juntas en un bol aparte. Esto asegurará que no queden grumos en la masa y que la tarta tenga una textura suave.
Hacer la Masa
Separa las claras de las yemas de los 6 huevos. Coloca las claras en un bol grande para batirlas más adelante.
Bate las yemas con 70 g (2.4 oz) de azúcar, el jugo de limón y el extracto de vainilla. Usa la batidora eléctrica para batir hasta que la mezcla esté espesa y pálida.
Añade la mezcla de queso crema enfriada a las yemas batidas. Bate hasta que esté todo suave y bien combinado.
Incorpora suavemente la mezcla tamizada de harina y maicena. Hazlo con movimientos envolventes usando una espátula, asegurándote de que la masa quede homogénea.
Batir las Claras
Bate las claras a punto de nieve, añadiendo poco a poco los 70 g (2.4 oz) restantes de azúcar. Sigue batiendo hasta que se formen picos firmes, lo que significa que la mezcla de claras se mantendrá en su lugar si levantas las varillas.
Incorpora las claras batidas a la mezcla de yemas en tres partes. Hazlo con movimientos suaves y envolventes, para no perder el aire que se ha incorporado a las claras. Este paso es crucial para obtener la textura esponjosa de la tarta.
Hornear
Vierte la mezcla en el molde preparado. Asegúrate de que la masa esté distribuida de manera uniforme.
Hornea al baño maría durante 60 minutos. Coloca el molde dentro de una bandeja más grande con agua caliente para crear un ambiente húmedo en el horno, lo que ayudará a la tarta a cocerse de manera uniforme y a evitar que se agriete.
Deja enfriar la tarta en el horno con la puerta entreabierta. Esto evitará cambios bruscos de temperatura que podrían hacer que la tarta se hunda.
Servir
Desmolda la tarta con cuidado. Pasa un cuchillo alrededor del borde para despegarla antes de quitar el molde.
Espolvorea con azúcar glas para decorar. Puedes usar un colador pequeño para distribuir el azúcar de manera uniforme.