En Estados Unidos, especialmente a partir de los años 50 y 60, las amas de casa comenzaron a popularizar esta versión como una alternativa rápida y fresca al New York Cheesecake tradicional. En lugar de hornear, se preparaba una base de galletas trituradas con mantequilla y un relleno a base de queso crema, azúcar y crema batida, estabilizado con gelatina o simplemente refrigerado hasta tomar cuerpo.
El cheesecake sin horno se consolidó como un postre ideal para el verano, ya que evita el calor del horno y ofrece una textura más ligera y cremosa. Con el tiempo, se adaptó en distintas culturas: en Europa se incorporaron frutas frescas y mermeladas, en Japón versiones más aireadas con yogur, y en América Latina se fusionó con sabores tropicales como maracuyá, mango o coco.
Hoy en día, el cheesecake sin horno es considerado un clásico moderno, valorado por su simplicidad, versatilidad y la posibilidad de crear infinitas combinaciones de sabores sin necesidad de cocción.
🧾 Ingredientes
🥣 Utensilios necesarios
Preparación paso a paso
1. Preparar la Base
Pulverizar las galletas con la ayuda de una bolsa hermética un procesador de alimentos.
Colocarlas en un bowl y agregar la mantequilla pomada (temperatura ambiente).
Amasar hasta lograr una textura uniforme (Esto también puede hacerse agregando la mantequilla en el procesador con las galletas)
Colocar la masa en el molde presionando hasta que quede parejo.
Reservar
2. Preparar la Crema de Queso
Batir los 3 huevos grandes o las yemas con el azúcar a baño maría durante 5 minutos, controlando que no se cocinen (deben mantenerse entre 60 y 62°C, o 140 y 143°F, durante el tiempo de batido). Este paso es crucial para eliminar las bacterias, sobre todo si va a ser consumido por niños, aunque puede saltearse en adultos pero no es recomendable.
Retirar del baño maría y agregar el queso mascarpone, Philadelphia o Finlandia, batiendo hasta integrar.
En un microondas o jarro, calentar un cuarto de taza de agua o leche hasta antes de hervir.
Luego incorporar la gelatina en forma de lluvia mezclando con un tenedor para que no se formen grumos.
Finalmente, lo agregar a nuestra crema batiendo enérgicamente hasta lograr una textura uniforme.
3. Montar
Verter la crema en el molde que hemos preparado anteriormente con la masa, luego de terminar con el batido para que la gelatina no comience a solidificar.
Refrigerar por al menos 2 horas.
4. Preparar la Cobertura (Topping)
En un bowl, colocar la mermelada con el zumo de medio limón y mezclar. En este paso, el gusto del cocinero es fundamental, ya que la idea es lograr una cobertura agridulce para contrastar con el dulzor de la crema.
Deberán probar la cobertura y agregar, si es necesario, el resto del zumo de limón para lograr el balance de dulzura y acidez que más se adapte a su gusto
5. Colocar la Cobertura
Si nos gusta que la cobertura se integre y mezcle un poco con la crema, debemos agregarla unos 15 a 20 minutos luego de haber refrigerado el pastel.
Si en cambio deseamos que queden separados y bien definidas las capas, la colocaremos unos minutos antes de servir.
6. Servir
20 toppings populares para Cheesecake
Si quieren probar con diferentes variedades, aquí les dejamos un enlace a nuestro video con 20 toppings diferentes para su cheesecake
✅ Tips finales
- Usar yemas en vez de huevos, ya que resisten más temperatura durante el baño maría y aportan mayor firmeza a la crema.
- Si bien debemos refrigerar por al menos 2 horas, lo ideal es hacerlo de un día para el otro para que la crema quede más firme.
- Podemos agregar frutas rojas como, fresas, arándanos, frambuesas o moras sobre la crema antes de colocar la cobertura, para aportar sabor y belleza.
- La gelatina sin sabor agrega firmeza pero quita sabor, por lo que es recomendable usar menos y refrigerar más tiempo.